En defensa de la sostenibilidad

La educación como pilar del crecimiento

La Diplomatura en Granjas Avícolas, una iniciativa de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (UAdER) que cuenta con su segunda cohorte en 2024, consolidó su propuesta formativa con el segundo seminario anual sobre bioseguridad, destacando la articulación interinstitucional y la respuesta positiva del sector productivo.

El evento, que contó con la participación clave del INTA a través de su Unidad de Investigación Agrícola local, reunió a profesionales, técnicos y productores en torno a un tema crítico para la industria. Guadalupe Villanova, representante de UADER, explicó que la incorporación del INTA busca «nutrir la formación de nuestros diplomados» con el conocimiento generado por la institución en procesos de crianza avícola y bioseguridad.

«Este seminario complementa los contenidos de los módulos de la diplomatura. Después de dos cohortes, vemos una experiencia muy positiva y un gran ánimo por parte de las empresas y los alumnos», señaló Villanova.

Un sector con alta demanda

La diplomatura se presenta como una de las pocas opciones de formación especializada para quienes se desempeñan directamente en granjas y galpones. «Los participantes no encuentran muchos espacios de formación. Esta propuesta les da autonomía para su trabajo diario en la crianza de pollos parrilleros y en el manejo de la tecnología requerida», afirmó Villanueva.

La combinación de teoría y práctica, aunque desafiante en términos de logística y bioseguridad por la diversidad de granjas de origen de los estudiantes, ha sido clave para el impacto de la propuesta. La amplia participación de estudiantes de diferentes puntos de la provincia demuestra el «anclaje territorial» de la diplomatura, cuya continuación y una posible segunda etapa son altamente esperadas por los egresados.

Manejo de la cama de pollo

Por su parte, el Ing. Agr. De INTA Juan Martín Gange abordó la evolución en el tratamiento de la cama de pollo, un subproducto de la actividad. «Hace una década, se veía principalmente como una enmienda orgánica para el campo. Nunca pensé que iba a tener tanta importancia», reconoció.

Hoy, el abordaje es mucho más complejo e integral, incluyendo aspectos como la gestión del agua, residuos contaminantes, impacto ambiental y bioseguridad. «Se abrió un abanico increíble de cuestiones. Hay una evolución importante en el conocimiento de los riesgos y sus implicancias», destacó Grange.

Este cambio se refleja en una mayor demanda de capacitación por parte de las empresas avícolas para su personal e integrados, buscando minimizar riesgos sanitarios.

Los desafíos pendientes

Frente al crecimiento y la concentración de la producción avícola en las dos costas de la provincia, Gange señaló que el desafío ya no es solo técnico, sino también de comunicación y concientización.

«A veces nos quedamos cortos en la comunicación. Quienes sufren los problemas sanitarios son más conscientes, pero el usuario final de la cama en una zona avícola quizás no tiene la misma conciencia del riesgo de diseminar patógenos», explicó. El especialista hizo hincapié en la necesidad de diferenciar conceptos técnicos que suelen confundirse, como «apilado» y «compostaje», procesos con duraciones y efectos muy distintos.

El investigador del INTA remarcó la importancia de que la investigación genere soluciones «factibles de aplicar» para el productor promedio y no solo técnicas óptimas que resulten inviables en la práctica. «Hay que trabajar en prácticas que sean más aplicables», concluyó, subrayando que la educación y la investigación aplicada son la base para una avicultura entrerriana próspera y sostenible.

Bioseguridad en el sistema de producción avícola entrerriano

El Dr. Francisco Federico, especialista del organismo, explicó durante la capacitación que el objetivo es brindar «conceptos básicos» tanto para nuevos productores como para granjeros experimentados. «Son principios de bioseguridad que hay que tener en cuenta para tratar de evitar que las enfermedades infecciosas ingresen a los establecimientos», señaló. La actividad se enmarca en el desarrollo de la Diplomatura en Procesos de Crianza Avícola en Ambiente Controlado, que impulsa Fundación Las Camelias, UADER y el municipio de Villaguay.

El mapa provincial exige cuidados

El especialista abordó una realidad crítica: la formación de densos núcleos avícolas, principalmente en la costa este y oeste de la provincia, donde la proximidad entre granjas aumenta el riesgo sanitario. Federico señaló que, si bien la normativa del SENASA exige una distancia mínima de 1000 metros para nuevas instalaciones, existen muchas granjas anteriores a la reglamentación que se encuentran «a menos de 100 metros», conformando lo que él denomina «una sola granja» en zonas como Paraná, Crespo o la Ruta J, en el departamento Uruguay.

«Ahí es muchísimo más el cuidado, la bioseguridad que hay que tener», afirmó el investigador, subrayando que la cercanía convierte a las granjas vecinas en una unidad epidemiológica.

Los detalles que marcan la diferencia

Más allá de las distancias, el Dr. Federico hizo hincapié en lo que considera el «ABC de la avicultura»: medidas aparentemente elementales cuya omisión puede vulnerar la sanidad de los planteles.

Entre ellas, destacó la estricta limpieza y desinfección de vehículos, el control de roedores y aves silvestres —mediante mallas anti-pájaros— y el manejo correcto de la cama. También se refirió a prácticas de manejo, como evitar el traslado de personas y elementos entre granjas sin una desinfección intermedia.

«Son pequeñas cosas que pueden vulnerar la sanidad de las aves», explicó. «Llegar a la granja con un transporte y que no funcione la bomba para lavarlo es fundamental. Si no tenemos un producto de desinfección en ese momento y lo dejamos entrar sin saber de dónde vino, es un riesgo».

Aves de traspatio: el eslabón clave en la vigilancia

Frente a la aparición de influenza aviar en Argentina, aunque hasta el momento en aves no comerciales, el Dr. Federico recalcó la necesidad de extender la cultura de la bioseguridad a todos los eslabones, incluyendo a los productores de traspatio.

«Hemos llevado charlas a productores para que cuiden la bioseguridad de sus aves en sus establecimientos», comentó. «Es fundamental, porque muchas veces estas aves actúan como centinelas; nos pueden avisar que el virus está presente en aves silvestres».

Crecimiento con mayor bioseguridad

El Dr. Dante Bueno, profesional del INTA analizó los avances y los desafíos sanitarios del sector avícola provincial, haciendo hincapié en la bioseguridad como un pilar fundamental para su desarrollo.

El Dr. Bueno destacó cómo la aplicación consistente de las normas existentes es clave para consolidar el crecimiento de una de las actividades económicas más pujantes de la región.

Durante su presentación, Bueno se refirió a la Salmonella como un ejemplo de cómo las medidas de bioseguridad, cuando se aplican de forma rigurosa, tienen un impacto directo y positivo en el control de patógenos. «Se trata de fortalecer las prácticas preventivas para cuidar la sanidad de los planteles y, por ende, la productividad de toda la cadena», explicó el especialista.

Estas conclusiones se respaldan con trabajos de campo realizados en los principales núcleos productivos de la provincia, como los departamentos de Paraná, Diamante, Colón y Uruguay.

Crecimiento ordenado del sector

Uno de los temas analizados fue la expansión geográfica de la avicultura. El Dr. Bueno señaló que, para cumplir con la legislación que establece distancias entre granjas, el sector está buscando nuevas zonas, particularmente hacia el norte provincial, donde la densidad de establecimientos es menor.

«Este crecimiento planificado es una oportunidad para instalar desde el inicio una cultura de la bioseguridad robusta, que garantice la sustentabilidad a largo plazo», comentó el experto. Este escenario, agregó, conlleva naturalmente una evolución en los protocolos de control para acompañar el desarrollo de la actividad.

Situación sanitaria nacional

Al referirse a la influenza aviar, el Dr. Bueno recordó que la Argentina se encuentra actualmente autodeclarada como libre de la enfermedad. Resaltó la importancia de mantener y reforzar los sistemas de vigilancia, especialmente en todos los eslabones de la cadena productiva, para preservar este estatus.

«El trabajo continuo en vigilancia es nuestra principal herramienta. Permite detectar y contener cualquier evento de manera temprana, protegiendo tanto la sanidad animal como la estabilidad comercial del sector», concluyó.

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